sábado, 17 de noviembre de 2012

La Que Tocaba El Baterista Del Circo


Era uno de esos circos que recorrían los pueblos del interior durante los '70s en Argentina. Llegaban, se anunciaban con megáfonos o grabaciones estridentes desde un auto que recorría la ciudad, y el sábado gran debut gran. 

Fuimos con mi viejo, y en la avidez e inocencia de la niñez no me perdía detalle de todo lo que pasaba delante de mis ojos.Leones somnolientos, domadores, payasos asustadores, tigres, elefantes, todos pasaban delante de mi asombrada mirada. 

Al final de cada acto, una pequeña banda tocaba 2 o 3 canciones de manera incidental, para entrener al público. El repertorio no era muy amplio, y los temas se iban repitiendo de una entrada a otra. Pero hubo uno que me quedó grabado por su pegajosa melodía, a pesar de la limitada interpretación. Una cadencia imposible de olvidar me invadía cada vez que lo escuchaba.

Lo gracioso fue, al momento de la presentación estelar de los equilibristas, que uno de ellos era el que oficiaba de baterista(!) de la banda entre-actos. Se lo advierto a mi viejo y me hace un comentario alabando la polifuncionalidad del hombre, pero también la capacidad ahorrativa del dueño del circo, al cubrir dos puestos tan disímiles con la misma persona. Un Bilardo circense(?)

Poco tiempo después, acompañando a mi madre y una tía en una tarde de compras en la zona céntrica de Tandil, me llevan a tomar la merienda en un bar, y en la música que sonaba otra vez aparece el mismo tema que había escuchado en el circo, pero en su interpretación original (supongo). Por esas cosas que no se explican, no se me dio por preguntar a los mayores que canción era, o quien era el artista, tal vez por lo raro de tratarse de un tema instrumental. A esa edad generalmente nos atraen las cosas mas inmediatas, alguna canción de 3 minutos con su estribillo pegadizo. Esto era algo distinto, que no sabía muy bien por qué me gustaba.

Bastantes años después, ya en la adolescencia y con el fervor del interés musical en ebullición, me prestan este album:





Ya la tapa me pareció una cosa de locos, eso tenía que ser bueno. Lo pongo y al empezar a escucharlo fue atracción inmediata. Pero lo mas grosso fue al llegar al track número 7 descubrir el famoso tema del circo y aquél bar. Esa melodía inolvidable que se me había quedado enganchada en el subconciente desde mi niñez era ni mas ni menos que Samba Pa Ti de Santana:





Al fin me re-encontraba con esa melodía y todo volvía a cobrar sentido. El circo, aquél bar, y esos años de inocencia en que las cosas te gustan o no, sin mas vueltas, y no te hacés muchas preguntas al respecto. Solamente atrapar un instante de belleza y ser feliz. 

Agradecimiento y vida eterna al batero equilibrista.


2 comentarios:

  1. Muy buen relato Pablo, se me puso la piel de gallina, la música y los aromas tienen en mi algo que me transporta al pasado, por lo general a una situación feliz, como a vos con el circo.
    Abrazo y felicitaciones por decidirte a escribir!!!

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    1. Muchas gracias Ariel por el comentario y las palabras de aliento! Trataré de transmitir lo que siento, con los vinos, la música, lo que sea. Es la idea :)

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